¿Es hora de cambiar nuestros hábitos de consumo?
La escasez de maíz en Ecuador sigue generando preocupación entre los productores de balanceados, quienes temen una disminución en la producción nacional de este grano. La baja producción local ha sido impactada por el Fenómeno de El Niño, cambios climáticos y factores externos como los incendios forestales a gran escala que actualmente afectan al país. Aunque se están implementando medidas para garantizar el abastecimiento de la industria, la dependencia de las importaciones sigue siendo un problema crítico.
Estados Unidos y Argentina se destacan como los principales proveedores de maíz para Ecuador. En años de déficit, la producción de estos países cubre la demanda nacional.
El maíz es la principal fuente de alimento para las gallinas ponedoras, y con 17 millones de aves en la industria avícola ecuatoriana, el desafío de alimentarlas es considerable. La producción masiva de huevo depende en gran medida de la disponibilidad de este insumo, lo que incrementa la presión sobre los productores en tiempos de escasez. La falta de políticas públicas claras y el impacto del clima han acentuado esta dependencia, obligando a buscar soluciones externas para mantener la cadena de producción activa.
Mientras tanto, en los sistemas de libre pastoreo, las gallinas se alimentan con balanceado producido directamente en las granjas, además de sus propios cultivos como frutas, verduras y hortalizas. Este tipo de alimentación no solo reduce la dependencia del maíz importado, sino que también ofrece un producto más saludable, tanto para los animales como para los consumidores. El pastoreo libre permite un enfoque más natural y sostenible, con un menor impacto ambiental.
Actualmente, la humanidad ya ha utilizado los recursos alimentarios proyectados para 2025, lo que refleja un patrón de consumo insostenible. Debemos reducir la masificación de consumo y optar por una alimentación consciente y responsable, incluyendo más proteínas vegetales.
Esta transición hacia un consumo más equilibrado no solo es vital para el futuro del planeta, sino también para garantizar la salud y bienestar de los consumidores y de los animales.